Adri y Mikel decidieron crear una boda completamente única desde cero. Celebraron su matrimonio en un frontón, lo que implicó montar carpas y llevar todo el mobiliario necesario para transformar el espacio. Desde el inicio hasta el final, cada rincón estuvo meticulosamente decorado para reflejar su estilo personal, colorido y vibrante.

Decoramos todos los detalles: desde la bienvenida hasta el cóctel, incluyendo un espejo donde los invitados se tomaron fotos, y un seating plan caligrafiado a mano por Sheila. Un colorido photocall, adornado con flores y pintado a mano. La explosión de color y la atmósfera animada hicieron de esta boda una celebración verdaderamente inolvidable y fiel al estilo de los novios.