La boda de Aurelia y Carlos fue una verdadera explosión de color y alegría que deleitó a todos los presentes. Desde el momento en que los invitados llegaron, fueron recibidos por una atmósfera vibrante y festiva. El seating plan, el banquete, el cóctel, cada rincón estaba impregnado de un esplendoroso derroche cromático. Ningún detalle se dejó al azar; cada elemento fue cuidadosamente adornado para crear una experiencia visual inolvidable.
Incluso la iglesia fue transformada en un oasis de frescura y elegancia, con una base de verde y blanco realzada por sutiles toques de amarillo.